Roberto Sansón Mizrahi
El sistema económico produce bienes y servicios para quienes puedan adquirirlos, mayormente sectores afluentes y sectores medios. Cuando la demanda efectiva resulta insuficiente para absorber una oferta productiva que procura siempre expandirse, la dinámica concentradora busca formas de extender el mercado, si bien no acrecentando ingresos genuinos (implicaría ajustar el proceso de concentración). La solución a la que acuden es financiar a quienes no disponen de ingresos genuinos suficientes, lo cual dinamiza la economía pero sólo hasta el límite impuesto por la capacidad de repago de quienes se endeudan. Cuando se sobrepasan esos límites, se genera temibles burbujas financieras que al estallar provocan reacciones en cadena y, eventualmente, crisis que pueden ser parciales o sistémicas.
De este modo, un proceso de concentración económica llega a un punto donde la propia concentración se transforma en una severísima restricción para su reproducción: no es capaz de generar una demanda efectiva a tasas comparables con los requerimientos de colocar la oferta productiva. Esta restricción y la apetencia por seguir obteniendo altas tasas de ganancia desvían cada vez más la asignación del capital financiero hacia otros sectores alejados de la economía real. Solo una parte de la oferta financiera seguirá atendiendo al mercado consumidor existente pero el resto buscará otros espacios de mayor rentabilidad relativa: (i) el espacio de la especulación financiera que extrae valor mas no lo genera y (ii) el de los sistemas delictivos agravados (crimen organizado, tráfico de personas, armas y drogas) que explica el creciente número de denuncias penales en Estados Unidos y Europa contra grandes instituciones financieras.
El agujero negro de la concentración económica se genera entonces con la ruptura del crecimiento orgánico y la instalación de una dinámica perversa que se torna insostenible con el tiempo. Dinámica que es sostenida a través de la influencia que ejerce el poder económico, como sucede en Europa, sobre el Estado, los medios de comunicación, el sistema educativo, la manipulación del sistema democrático y la imposición de un pensamiento hegemónico funcional al proceso de concentración.
El sistema económico produce bienes y servicios para quienes puedan adquirirlos, mayormente sectores afluentes y sectores medios. Cuando la demanda efectiva resulta insuficiente para absorber una oferta productiva que procura siempre expandirse, la dinámica concentradora busca formas de extender el mercado, si bien no acrecentando ingresos genuinos (implicaría ajustar el proceso de concentración). La solución a la que acuden es financiar a quienes no disponen de ingresos genuinos suficientes, lo cual dinamiza la economía pero sólo hasta el límite impuesto por la capacidad de repago de quienes se endeudan. Cuando se sobrepasan esos límites, se genera temibles burbujas financieras que al estallar provocan reacciones en cadena y, eventualmente, crisis que pueden ser parciales o sistémicas.
De este modo, un proceso de concentración económica llega a un punto donde la propia concentración se transforma en una severísima restricción para su reproducción: no es capaz de generar una demanda efectiva a tasas comparables con los requerimientos de colocar la oferta productiva. Esta restricción y la apetencia por seguir obteniendo altas tasas de ganancia desvían cada vez más la asignación del capital financiero hacia otros sectores alejados de la economía real. Solo una parte de la oferta financiera seguirá atendiendo al mercado consumidor existente pero el resto buscará otros espacios de mayor rentabilidad relativa: (i) el espacio de la especulación financiera que extrae valor mas no lo genera y (ii) el de los sistemas delictivos agravados (crimen organizado, tráfico de personas, armas y drogas) que explica el creciente número de denuncias penales en Estados Unidos y Europa contra grandes instituciones financieras.
El agujero negro de la concentración económica se genera entonces con la ruptura del crecimiento orgánico y la instalación de una dinámica perversa que se torna insostenible con el tiempo. Dinámica que es sostenida a través de la influencia que ejerce el poder económico, como sucede en Europa, sobre el Estado, los medios de comunicación, el sistema educativo, la manipulación del sistema democrático y la imposición de un pensamiento hegemónico funcional al proceso de concentración.
Tomado de diario hoy de ecuador
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