martes, 2 de julio de 2013

PLÁSTICOS EN EL MAR

 Océano Pacífico: isla flotante de basura crece a 20 veces superficie de Uruguay
El “séptimo continente” ya lo llaman los científicos, que buscan con urgencia una solución para la mayor isla de desperdicios en el planeta: un basurero flotante al norte del océano Pacífico que tiene entre 15 y 20 veces la superficie de Uruguay… y no deja de crecer día a día.
.Viernes 1ro de JUNIO de 2013 | 12:12
Foto: edublogs.org
A unos 1.000 quilómetros de Hawaii, el vertedero marítimo viene de superar los entre 2 y 3,5 millones de quilómetros cuadrados de extensión, una catástrofe ecológica que no cesa de aumentar.
Millones de toneladas de plástico giran debido a las corrientes, en el sentido de las agujas del reloj, como lo haría una cisterna de baño al ser activada, con la diferencia que la masa de basura no degradable se sitúa entre la superficie y los 30-40 metros de profundidad sin ir a ninguna parte. El remolino gigante que es alentado por la corriente del Pacífico Norte impide que los plásticos se dispersen hacia las costas continentales y conforman ya un centro de espiral de casi 22.000 quilómetros de circunferencia.
Una misión francesa busca que se tome conciencia del asunto
Susana Tibaldi
Para Taller de Educación Ambiental Mayu Sumaj Córdoba
El buque francés L´Elan, con una expedición de la Sociedad de Exploradores de Francia, acaba de llegar a la zona, donde procura registrar todo lo inherente al fenómeno causado por los humanos, y que no solo pone en peligro la vida animal del océano, sino que afectará indefectiblemente todos los ecosistemas marinos a un plazo indeterminable todavía.
Se trata de la tercera expedición científica a la “isla de basura” desde que fuera descubierta en 1997 por Charles Moore. Las denuncias de las expediciones anteriores no han tenido repercusión suficiente fuera del ámbito ecológico y nadie parece hacerse responsable ni emprender acción alguna.
Los franceses intentan determinar a qué grado la masa compuesta por todo lo plástico que el hombre ha fabricado alguna vez, pero principalmente por pequeñísimas piezas del tamaño de un grano de arroz, están minando la fauna y la flora oceánicas. Además de contaminar el agua, el plástico es ingerido por los peces, a los que no solo mata, sino que cuando son capturados, trasladan el plástico a sus predadores, animales mayores, o el hombre.
Esta es una extensa zona del Pacífico donde el agua circula en el sentido de las agujas del reloj describiendo una espiral lenta. Allí los vientos son flojos y las corrientes tienden a forzar la materia que flota en el agua hacia la zona central de baja energía del remolino. Existen muy pocas islas donde pueda recogerse el material flotante, permaneciendo en el remolino, en cantidades estimadas en seis kilos de plástico por cada kilo de plancton natural.
Esta basura está haciendo un daño irreparable a la vida marina de la zona.
Los plásticos no son biodegradables (su degradación tarda entre 500 y 1000 años) y, a medida que pasa el tiempo, lo único que ocurre es que se divide en piezas cada vez más pequeñas, pero que retienen la composición molecular original. El resultado es una enorme cantidad de “arena” de plástico que a muchas criaturas marinas les parece un alimento. El problema es que el plástico no puede digerirse, por lo que los pájaros o peces que lo consuman pueden morir de desnutrición con el estómago repleto de plásticos. Y aunque consuman otro tipo de alimentos, el caso es que los pequeños gránulos de plástico actúan como esponjas para diversas toxinas, concentrando así productos químicos como el DDT (compuesto principal de los insecticidas) o el PBC (una materia química muy venenosa) a una tasa un millón de veces superior del nivel normal.
La actividad humana sobre el planeta produce inquietantes consecuencias. Los científicos han descubierto una gran multitud de microbios que han colonizado con éxito las islas de plástico que flotan sobre los océanos. Los microorganismos que forman estas comunidades representan un hábitat ecológico nuevo provocado por el hombre. Los investigadores tienen un nombre para ello. Lo denominan la 'plastisfera'.
            1ro de JULIO DE 2013
En un estudio recientemente publicado en Environmental Science & Technology, los científicos de la Asociación de Educación del Mar (SEA), la Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) y el Laboratorio de Biología Marina (MBL), todos en Woods Hole, Massachusetts (EE.UU), analizaron desechos plásticos marinos recuperados de la superficie del mar en varios lugares del Océano Atlántico Norte. La mayoría eran fragmentos de un tamaño milimétrico.
Usando microscopía electrónica de barrido y técnicas de secuenciación de genes, los científicos encontraron al menos 1.000 tipos diferentes de células bacterianas en las muestras de plástico, incluyendo muchas especies individuales que aún no han podido ser identificadas. Se han observado plantas, algas y bacterias que fabrican sus propios alimentos (autótrofos), animales y bacterias que se alimentan de ellos(heterótrofos), depredadores que se alimentan de estos, y otros organismos que establecen relaciones sinérgicas. Estas comunidades complejas existen en trozos de plástico apenas más grandes que la cabeza de un alfiler y surgieron con la explosión de los plásticos en los océanos en los últimos 60 años.
Los organismos que habitan en la 'plastisfera' son diferentes de los de las aguas del mar circundantes, lo que indica que los desechos plásticos actúan como arrecifes microbianos artificiales", explica Tracy Mincer, del SEA. "Proporcionan un lugar donde microbios distintos pueden establecerse y tener éxito". Además, estas comunidades son probablemente diferentes de las que se depositan de forma natural en el material flotante como plumas, madera y microalgas, porque los plásticos ofrecen condiciones diferentes, incluyendo la capacidad de durar mucho más tiempo sin degradarse.
Como nota positiva, los científicos han encontrado evidencias de que los microbios pueden degradar los plásticos. Observaron grietas microscópicas y agujeros en distintas superficies de plástico que pueden haber sido hechas por los microbios incrustados en ellos. La intención de los científicos es estudiar a estos seres para poder hacer experimentos en este sentido. Los desechos plásticos también representan un nuevo medio de transporte, como balsas en las que pueden desplazarse microbios dañinos, incluyendo patógenos causantes de enfermedades y especies de algas nocivas. Uno de los plásticos analizados estaba dominado por miembros del género Vibrio, que incluye bacterias que causan el cólera y enfermedades gastrointestinales. J. de J.
enviado por susana 

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