Nueva Ley
depredadora: Reserva Recreativa Natural de Punilla
Dijo el economista Mancur Olson que «hoy en día los
economistas disponemos de tal herramental matemático, estadístico y
econométrico, que podemos torturar los números hasta que confiesen lo que
queremos».
Con idéntica ironía podríamos afirmar que hoy el Gobierno
provincial cuenta con tal mercadotecnia en sus campos de estrategia política,
comunicacional y publicitaria que puede torturar las palabras hasta hacerlas
mentir y cambiar su sentido.
Esta es la cruda conclusión que arroja la lectura del
proyecto de ley para convertir a Punilla en una Reserva Recreativa Natural.
En el año 2010, la Comunidad Regional de Punilla, liderada
por Jorge Caserio, lanzaba el proyecto URB-AL III para la Gestión Urbana y
Territorial Participativa. Con un apoyo financiero del orden de los 3.000.000
de Euros (ante quien se rinden?) tal como lo afirmara el propio Caserio en sede
del ICDA (Instituto de Ciencias de la Administración) de la Universidad
Católica de Córdoba, el Proyecto dirigido por técnicos italianos y cordobeses
elaboró un diagnóstico sobre la actividad turística en el territorio de la
Comunidad de Punilla. De este diagnóstico nace el proyecto de Ley para la
Creación de la Reserva Recreativa Natural.
La ironía de Olson comienza a verificarse ya desde las conclusiones
del diagnóstico. O antes. Desde el oscuro nacimiento de la Ley de
Regionalización 9206, Ley que mientras anunciaba la creación de unidades de
planificación regional, iluminaba unidades de legitimación de negocios. El
proceso de bastardeo de sentido encuentra un cenit en un diagnóstico que, al no
contar a Villa Carlos Paz como partícipe de esta sociedad política, no lo
registra a los fines del análisis del Sistema de Centros de la Región. Enfoque
que haría palidecer de vergüenza al menos avezado urbanista.
Pero vamos a enfocar la cuestión, no en el errático
diagnóstico, sino en el Proyecto de Ley emergente. La provincia de Córdoba
tiene una rica legislación de creación de Reservas, a saber:
Monte de las Barrancas, Decreto 1222/83. Chancaní,
Decreto 6573/86. Cerro Colorado, Decreto 2821/92. Bañados del Río
Dulce y Mar Chiquita, Decreto 3215/94. Pampa de Achala-Reserva Hídrica,
Decreto 361/99. Paso Viejo, Decreto 1740/05. Salinas Grandes,
Decreto 464/03. Corredor Caldén y Chaco Arido, Decreto 891/03. Los
Gigantes-Reserva Hídrica, Ley 8941. La Cumbrecita, Ley 8476. Valle
del Cóndor. Ley 8770. Parque Tau, Ley 7999, Decreto 4009/90. Las
Tunitas, Ley 7891, Decreto 1153/90. Laguna Las Tunas, Ley 7890
Decreto 1152/90. Cerro Uritorco, Resolución 00306/91.
De las referidas Reservas, algunas se encuentran en
territorio de Punilla: Los Gigantes, Valle del Cóndor, Achala. Nunca fueron
reglamentadas. Desde el año 1983 rige la Ley de Áreas Naturales Nº 6964. Nunca
se puso en funcionamiento el Servicio Provincial de Áreas Naturales que era su
órgano de aplicación.
Las Reservas Hídricas son esenciales para el mantenimiento
de la vida. Son nuestras fábricas de agua.
En lugar de reglamentarlas, protegerlas del avance de la
urbanización y del desmonte, el Gobierno provincial -triste ganador del primer
puesto en la carrera de deforestación nacional-, impulsa a través de su nave
insigne, la Comunidad Regional, una tramposa ley de sustitución de las
existentes Reservas Hídricas, a fin de promover la urbanización «sustentable»,
e incentivar las explotaciones turísticas «ecológicas» en el escaso medio rural
y montañoso que aún queda sin depredar. Una prueba del desapego al cuidado del
medio ambiente de la Comunidad lo tuvimos ya con la nueva traza del Camino del
Cuadrado, la escombrera que cubrió a la Reserva de Vaquerías y con las
urbanizaciones erráticas que cubren el territorio de su jurisdicción. Hoy van
por más. SUSTENTABILIDAD, ¿otro crimen será llevado adelante en tu nombre?
Arqta. Liliana Bina
Enviado por marco Ferrero
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