jueves, 11 de junio de 2009

Al Gore y sus mentiras



Al Gore, de golpe ambientalista, no parece ser más que un agente encubierto que pretende que todos gasten menos combustibles fósiles, y además generen biocombustibles a costa de menor desarrollo y más hambre, menos los EEUU que seguirán la fiesta.

El calentamiento global por CO2 es un fraude

Por Laurence Hecht

El registro histórico de la concentración de dióxido de carbono en la atmosfera que presento´ el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climatológico (IPCC) como justificación para reducir los llamados gases de invernadero, es un fraude.

Investigaciones del profesor Ernst–Georg Beck de la Merian– Schule de Friburgo, Alemania, muestran que el IPCC interpreto ´ y manipulo´ los registros de CO2 previos a 1957 a partir de la medición de muestras de hielo de extracción reciente, que pasan por alto más de 90.000 mediciones directas por métodos químicos realizadas entre 1857 y 1957.El registro adulterado del IPCC pretende probar que las concentraciones de CO2 han venido aumentando de modo constante con el progreso de la civilización industrial. El trabajo de Beck confirma un cúmulo de investigaciones previas que demuestran que el IPCC escogió´ que´ datos usar, en un intento por probar que tenemos que parar el desarrollo industrial y regresar a la era de la carreta tirada por caballos, o atenernos al calor sofocante y el derretimiento de los casquetes polares. También demuestra que el tratado de Kioto para reducir los gases de invernadero se fundó´ en un fraude científico que contraviene las leyes del universo, al negar la bien demostrada determinación climática por las variaciones cíclicas de la relación orbital entre la Tierra y el Sol, y las del calor que este último emite.

En un análisis concienzudo de 175 estudios científicos, el profesor Beck descubrió´ que los fundadores de la moderna teoría del efecto invernadero, Guy Stewart Callendar y

Charles David Keeling (i´dolo del ex vicepresidente y ambientista rabioso estadounidense Al Gore), ignoraron por completo las mediciones cuidadosas y sistemáticas de algunas de las mediciones cuidadosas y sistemáticas de Algunas de las personalidades más famosas de la química física, entre ellas varios premios Nobel. Las mediciones de estos químicos arrojaron que la concentración atmosférica actual de CO2, de unas 380 partes por millón (ppm), se ha excedido en el pasado, como en el período de 1936 a 1944, cuando el nivel de CO2 estuvo entre las 393,00 y 454,70 ppm.

También hubo mediciones, con una tolerancia de 3%, de 375,00 ppm en 1885 (de Hempel en Dresde), 390,00 en 1866 (de Gorup en Erlangen), y 416,00 en 1857 y 1858 (de Von Gilm en Innsbruck). Irónicamente, aunque el aumento en los 1940 estuvo correlacionado con un periodo de calentamiento atmosférico promedio, Beck y otros han demostrado que dicho calentamiento precedió al aumento en la concentración de CO2.

Los datos que Beck reviso´ corresponden en lo principal al hemisferio septentrional, que geográficamente van de Alaska, pasando por Europa, a Poona en la India, y casi todas se hicieron en zonas rurales o en la periferia de poblados sin contaminación industrial, a una altura de aproximadamente 2 metros sobre el nivel del suelo. La evaluación de los métodos químicos empleados revelo´ un margen máximo de error de 3%, y hasta de 1% en los mejores casos. En contraste, las mediciones viciadas de las muestras de hielo muestran un aumento más bien constante en el nivel de CO2, que convenientemente casa con la idea preconcebida de que la intensificación de la actividad industrial ha generado un aumento constante del CO2. Como ha demostrado el colaborador de Beck, el doctor Zbigniew Jaworowski, un ex alto asesor del servicio polaco de vigilancia radiactiva y montañista experimentado, que ha extraído hielo de 17 glaciares en seis continentes, las inclusiones gaseosas en muestras de hielo carecen de validez como representaciones históricas de la concentración atmosférica. La congelación, re congelación y presurización continuas de las columnas de hielo alteran drásticamente la concentración atmosférica original de las burbujas de aire.

Según la teoría del calentamiento por el efecto de invernadero, el aumento de la concentración atmosférica de CO2, tal como la combustión de combustibles fósiles, actúa como las ventanas de un invernadero al evitar que la superficie inmediata de la tierra re irradie el calor solar. Aunque dicho efecto existe, el CO2 no es uno de los principales gases de efecto invernadero, pues cuando mucho da el 2 – 3 % del efecto; por mucho el vapor de agua es el más importante gas de efecto invernadero, sin embargo el agua , como nube, puede reflejar la radiación solar, lo cual causa una reducción de la temperatura, son tantos los efectos interconectados que relacionan la temperatura global con la concentración de CO2 que es como tratar de predecir el valor de un fondo especulativo de la bolsa por las fases lunares.

Nicolás Cusa los agarro con la mano en la masa

Urdir una tesis de semejante correlación exige mentir con profusión y sofisticación y a los teóricos del efecto invernadero los agarraron con las manos en la masa.

Por una ironía histórica deliciosa podría decirse que quien lo descubrió fue el fundador de la ciencia moderna, el cardenal Nicolás de Cusa, nuestra comprensión moderna de la fotosíntesis empezó cuando el flamenco Jan Batista Von Helmont acepto el reto de Nicolás , que plantea en la sección “de statics” del Idiota, de pesar una planta y la tierra cuando está sembrada y después de cierto crecimiento, von Helmont descubrió en 1620, que el peso de la tierra que nutre el sauce que ha crecido hasta 77 kg en 5 años varia menos de un par de kilos, de donde saco el árbol la masa solida?, irónicamente Von Helmont quien introdujo la palabra gas a la ciencia; llego a la conclusión equivocada de que el peso el árbol , lo adquirió del agua.

Dos siglos más tarde se descubre que la masa provenía del aire, del CO2, tal fue la revolución de Lavoisier que Gay Lusac , ASvogadro , Gerhart y otros impulsaron a fines del siglo 19.

La capacidad de poner dos gases invisibles en una balanza y comparar pesos prode ser el secreto para determinar los pesos atómicos y de allí descifrar los enigmas del átomo y la célula.

Por desgracia para los mentirosos del IPCC los químicos han centrado su atención en la medición de CO2 en particular desde que se dilucido el proceso e la fotosíntesis a fines del siglo 19 y se guardaron lo minuciosos registros de CO2, sin embargo la verdad incomoda es que Al Gore y sus agoreros andan por allí mintiendo y emitiendo gases de efecto invernadero por sus orificios posteriores.

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