jueves, 30 de octubre de 2014

TRADICIONES Y PERSONAJES DE NICARAGUA : LA CHICA VACA


 Un año sin la Chica Vaca
En su primer año de ausencia la Chica Vaca es recordada por su devoción a Santo Domingo, a quien siguió aún en silla de ruedas para cumplir la tradición que heredó de su mamá.
Por Rafael Lara | Margarita Rivas recuerda a su célebre tía política, la Chica Vaca. HENRY PADILLA/ Cumplió con su misión tradicionalista hasta el último día de su vida y hace un año, un día como hoy, Managua acompañó a la Chica Vaca hasta su última morada, un entierro donde hubo bailes y música de chicheros en el Cementerio General de Managua. La tumba de Juana Francisca Villalta Lezama –su nombre de pila– está adornada con orillas amarillas y blancas, como la bandera de la iglesia, y fue visitada por sus familiares al cumplirse el primer año de su muerte. “Se le había colocado una réplica de Santo Domingo, pero ya se lo robaron”, comenta Félix Corea, esposo de Vania Escobar, una de las tataranietas de la célebre tradicionalista que por 80 años le bailó a Santo Domingo de Guzmán. “En realidad ella nunca tuvo hijos, pero todos nosotros le decíamos abuela. Nunca se casó. Nos confesó que conoció el amor, pero que no le gustó”, comenta Escobar. Luego dijo que el único novio que llegó a tener la Chica Vaca fue un militar, pero al final se casó con Santo Domingo, a quien le fue fiel hasta el día de su muerte. LA VAQUITA  Villalta en innumerables entrevistas brindadas sobre el origen de su promesa confesó: “A mi madre le encantaba andar de vaca con Santo Domingo, y yo me le pegaba como ternero. En 1934, cuando ella murió, me tocó a mí seguir con la vaca”. La señora Margarita Rivas aún recuerda a su tía política y este año le pareció triste su ausencia. “Aquí está la Vaquita, es la que usaba su mamá y tiene más de cien años”, dice Rivas mostrándonos la clásica figura con la que Francisca los 1 y 10 de agosto daba saltos en un recorrido de diez kilómetros, acompañando a la diminuta imagen de Santo Domingo. Los últimos tres años, cuando ya no podía caminar, hacía el recorrido en silla de ruedas, siempre con su vaca en la cintura.
Asimismo, Rivas recuerda que todos los años desde el mes de junio comenzaba a arreglar a su vaca. La vestía y le ponía orlas de papel crepé alrededor para darle cuerpo, y convertirse en el alma de la fiesta donde todos la rodeaban y respetaban.
“Mis hijas este año fueron a Santo Domingo, pero no con la vaca”, expresó Rivas. Luego comentó que a pesar de la ausencia física de la Chica Vaca, ellas prepararon y vistieron a la vaquita, y que los promesantes de Santo Domingo de Abajo llegaron a bailarle. TRADICIONALISTAS
Uno de los fieles compañeros de tradición de la Chica Vaca fue el Cacique Mayor, Oscar Ruiz, también declarado tradicionalista de las fiestas agostinas de Managua.
Al lado de su clásico penacho, Ruiz señala que la conoció en las fiestas y eran buenos amigos. “Igual que Lisímaco Chávez (1929-2006), la Chica Vaca y yo somos muy respetados en las fiestas, porque saben que lo hacemos con fervor, nunca tomamos licor y estábamos muy formales con la tradición”, explica Ruiz. Reflexionando sobre el aporte que hacen los tradicionalistas, Ruiz se quejó de que ya en la vejez, instituciones como la Alcaldía de Managua, la Asamblea Nacional o el Instituto Nicaragüense de Turismo los olvidan.
"Somos personajes de las fiestas de Managua que nos hemos ganado un lugar en su historia. Nosotros no vamos a morir, porque la gente siempre nos recuerda". Oscar Ruiz, Cacique Mayor. TOMADO DE NUEVO DIARIO DE NICARAGUA 

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